Sobrellevando la introversión como cristiano
- Danay Pérez Pérez
- 14 jun
- 3 Min. de lectura
Ser carismático se asocia mucho con un perfil apasionado en su forma de servir a Cristo. Y por eso uno se preguntaría si acaso es posible ser alguien de bien a esta activa comunidad de fe sin llegar a ser un flamante extrovertido (Salmo 46:10). Incluso una persona reservada, puede vivir su fe con intensidad mostrando hospitalidad, empatía y servicio en maneras que no requiere ser el centro de atención (Mateo 6:6; 25:35; Salmo 46:10).
Aun así, el Señor de vez en cuando te pondrá situaciones que van a requerir que interactúes más con tus hermanos/as en Cristo, con simpatizantes o visitas de nuestra congregación o de otras Iglesias. Así que vamos a ver qué elementos pueden ayudarte a servir y recibir la bendición divina mediante la convivencia mutua.
Sea amigable o accesible
Pablo constantemente en sus epístolas reforzaba la idea de que el cristiano debía presentar una forma de expresarse y andar con los demás que reflejara bondad (Colosenses 3:12; 4:5-6). En Filipenses 4:5 habla que "Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca". A veces salimos del mundo cansados, afanados, frustrados y llegamos al templo a decantar ese desagrado hacia otras personas que no merecen ese mal rato. Debemos trabajar con nuestro tono de voz, ya que, la entonación y selección de palabras pudieran generar malestar entre la grey (Proverbios 15:1).
Inicia conversaciones
En entornos cristianos hablar es "un mal necesario". Hablar con otros es la forma en que nos edificamos mutuamente (2 Corintios 4:13) y es la forma en que ejercemos sanamente la justicia de Dios para con otros (Proverbios 31:8). Entonces, ¿qué temas de conversación pudieran hablarse para iniciar conversaciones? Simple, busca identificar valores y enseñanzas bíblicas en las situaciones populares del día a día (1 Pedro 4:11).
Escuche de forma activa
Si buscáramos cualquier concordancia veríamos que en las Sagradas Escrituras constantemente Dios nos invita a aprender a escuchar muchas más veces de lo que nos llama a hablar. Este verbo en sus traducciones antiguas encapsulaba una infinidad de acciones en adición a escuchar, tales como: prestar atención (Jeremías 7:23), aprender (Proverbios 1:5), tomar acción (Mateo 7:24) y obedecer (Santiago 1:22). En Santiago 1:19, el apóstol nos invita a TODOS, a escuchar. Conversar es importante, pero serás de mucha más ayuda espiritual y emocional si tienes la disposición de escuchar a otros de forma activa y orar por ellos.
Pida y ofrezca ayuda
Pedir y ofrecer ayuda, es una pequeña lucha contra el ego. Una parte de ti pudiera no querer interactuar con personas por miedo a lastimarse o lastimar a otros. Otra parte de ti pudiera incluso no importarle el negarle en absoluto la ayuda al prójimo. En la palabra dice claramente que nuestro grito de auxilio debe ir dirigido hacia Dios (Salmo 121:2; Filipenses 4:6; Hebreos 4:16); pero que estemos prestos para ayudar cuantas veces sea necesario (Proverbios 3:27; Gálatas 6:2; Lucas 6:38; Hebreos 13:16).
Recibir ayuda casual (entre hermanos en Cristo y el pastorado) es tan necesario como lo es el recibir ayuda de un profesional de salud conductual o física. En Proverbios 27:17 habla sobre como el hierro se afila con hierro; así somos, habrá veces en que ayudamos, y debemos darnos el espacio de ser ayudados por nuestros hermanos mediante la oración constante y en algunas ocasiones Dios nos permitirá recibir apoyo emocional e incluso financiero (Romanos 15:1; Hebreos 13:16).
Muestre agradecimiento
La gratitud no solo es una actitud, sino una forma de vida que fortalece nuestra relación con Dios y con los demás (Hebreos 12:28; Colosenses 3:17). Pablo abiertamente y en innumerables ocasiones, agradece a comunidades de fe y personas en específico por ayudarles en el ministerio y apostolado, aportando dinero y por mantener la sana doctrina mediante un liderazgo de acuerdo a lo enseñado (Efesios 1:16; 1 Tesalonicenses 1:2; Filemón 1:7).
En la vida cristiana, la conexión con los demás y el crecimiento espiritual van de la mano. No importa si eres introvertido o extrovertido, cada uno tiene un papel valioso en la comunidad de fe. Al aplicar principios como la hospitalidad, la gratitud y la disposición a ayudar, fortalecemos nuestra relación con Dios y con quienes nos rodean. Que nuestra interacción refleje amor, empatía y edificación, permitiéndonos crecer juntos en el propósito divino.


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